¿Cuándo decimos que un niño es perezoso? Normalmente solemos decirlo cuando muestra falta de interés o de voluntad a la hora de hacer tareas propias del colegio, tareas para colaborar en casa o incluso muestra pereza también a la hora del juego con los compañeros.
Los niños suelen ser una fuente inagotable de energía por lo que si falta esa energía es que hay alguna causa: falta de motivación, falta de interés, falta de rutina, poca autonomía o una baja autoestima.
Es importante corregir este comportamiento en la infancia para que no acabe siendo un joven o incluso un adulto perezoso. Cuando son niños es el momento de marcar una serie de pautas para que nuestros hijos se muestren estimulados y listos para alcanzar nuevas metas cada día.
¿Qué podemos hacer para aumentar la motivación y despertar a los pequeños “perezosos”?
Vamos a ver como siguiendo unas sencillas pautas podemos motivar día a día a niños perezosos.
- Planifica las tareas y el tiempo tanto de los deberes del colegio como de las tareas que debe de realizar en casa según su edad. Es importante tener una rutina diaria para que tengan claro qué hacer.
- Fijar metas claras y reales servirá para que el pequeño vaya ganando confianza en sí mismo y vaya aumentando su satisfacción personal, lo que en poco tiempo provocará un aumento de su autoestima.
- Refuerzo positivo. Si reconocemos cuando se esfuerza por hacer las cosas conseguiremos que esté motivado y no abandone los objetivos que hemos marcado juntos.
- Confiar en sus capacidades es importante para que el niño no le tengo miedo al fracaso y confíe en sus propias habilidades. Además deberemos de eliminar frases negativas como “¡qué vago eres!” ya que puede incrementar su desmotivación.
- El agotamiento físico también puede ser un factor importante que debemos tener en cuenta. Es importante controlar sus horas de descanso y que su día a día no esté tan repleto de actividades extraescolares que puedan llegar a provocar fatiga mental. Hay que tener en cuenta que en su día a día es importantísimo dedicar tiempo diario al juego y al movimiento.
- Evitar el excesivo proteccionismo de padres y abuelos. El problema en la mayoría de los casos somos los propios padres que tendemos a dárselo todo hecho, de esta manera no necesitan esforzarse para conseguir nada ya que suelen tenerlo todo como y cuando quieren.
- Ser un buen ejemplo para ellos. Si como adultos estamos todo el día quejándonos del trabajo y lamentando lo cansados que estamos, lo más probable es que ellos copien este comportamiento.
- Hablar con nuestros hijos sobre la importancia del esfuerzo y del hábito del trabajo diario.
Deberes escolares y deberes domésticos
Las tareas escolares vienen marcadas desde cada centro escolar y debemos reservar un ratito cada tarde para realizarlas.
Las tareas domésticas deben ser marcadas y establecidas por cada familia y dependiendo de la edad del niño serán unas u otras.
Entre los 3 y los 4 años ya pueden encargarse poner y quitar la mesa, pueden ayudarnos a limpiar el polvo, a organizar sus juguetes o a vestirse, lavarse o cepillarse los dientes.
Entre los 5 y los 6 años deben comenzar a ordenar su habitación y cuarto de juegos, guardar la ropa en su lugar, hacer la cama cada mañana o cuidar de su mascota.
Entre los 6 y 7 años pueden lavar los platos, prepararse el almuerzo o pasar la aspiradora en casa.